viernes, 25 de abril de 2014

La danza de los dogones de Mali

No es lo que se llama popularmente un espectáculo. Pero es un gran espectáculo. Es una puesta en escena genuina, con un impactante sabor tradicional a culturas antiguas que se pierde en el confín de los siglos. No es una obra de teatro antigua. No es un baile histórico actualizado, ni tampoco es lo que se conoce hoy en día como una pieza cultural modernizada o dígase recreada. Es, sencillamente, un baile puro, sin ser ni pretender ser lo un atractivo turístico. Nada de nada. Es la danza dogona en estado puro. Pura danza que cada 10 años la baila todo el País Dogón, y que cada 60 años esta escenificación la hacen más solemne con la celebración del año Sidio. La bailan los jóvenes barones de 14 a 45 años. A lo largo de 3 meses confeccionan sus mascaras creativas con la representación de diferentes simbologías animales como es la liebre, el murciélago, la hiena y el búbalo, y también de personajes relevantes de la vida cotidiana de su colectividad. Danzan para celebrar el final del duelo que han vivido a lo largo de este periodo. Los dogones, que se refugiaron de los ataques de los Sidios en un punto recóndito de Malí, en la región de Mopti, heredaron de estos la tradición de las celebraciones festivas, donde durante un periodo de su historia tuvieron que esconderse en un enclave que fue arañado a una montaña rocosa del lugar, convirtiéndose en su día en un poblado troglodítico.